6. Las 6 claves del entrenamiento para prevenir lesiones

Por Álvaro Mocoroa, Veterinario del Equipo Español de Saltos

En la disciplina hípica de saltos ocurren lesiones que a veces son muy limitantes en el rendimiento deportivo de tu caballo, y otras incluso que suponen el fin de su carrera deportiva. Os damos 6 claves de cómo prevenirlas, de la mano del entrenamiento.


Además del Entrenamiento Físico Específico (EFE), tu caballo necesita un programa de preparación física; la combinación del trabajo cardiovascular con el trabajo muscular es básica para poder rendir al más alto nivel en las pistas.


1 - CONDICIÓN FÍSICA

Para prevenir lesiones lo primero es una buena condición física de tu caballo. En el salto cada vez hay sedes con pistas más grandes y recorridos donde tienen que galopar, no solo por lo largo de los recorridos sino porque los tiempos suelen estar muy ajustados.

El salto es una disciplina eminentemente técnica y a veces se tiende a no dar la importancia debida a la condición física, que es fundamental. El caballo debe tener forma suficiente para poder soportar 25-30 minutos de calentamiento más los 90 segundos de recorrido.

Un entrenamiento aeróbico básico es el primer punto del trabajo, pero no solo. Habrá que adecuar el entrenamiento a la situación particular de cada caballo y al momento de la temporada. No es lo mismo el entrenamiento físico a principio de la temporada o durante la misma, ni si el caballo viene de haber estado descansando.

Dependiendo de estas particularidades y otras, los jinetes debéis planificar el entrenamiento junto a vuestro veterinario para mejorar o mantener la condición aeróbica y bajar el umbral anaeróbico mediante series de galope.

Cuando un caballo está fatigado, no controla bien sus movimientos ni extremidades, ni puede adaptarse a las distintas situaciones que puedan ocurrir durante el trabajo o la competición. Y esto puede motivar lesiones por malas recepciones, caídas, vueltas bruscas en el recorrido, o en definitiva cualquier situación que pueda ocurrir y que estando fatigado el caballo no pueda adaptarse correctamente.


2 - FUERZA

El segundo punto importante es la fuerza. Músculos, ligamentos, tendones y huesos son tejidos que se adaptan al trabajo que realizan. La fuerza requiere un tipo de trabajo muy diferente, más explosivo.

Un caballo de salto necesita una combinación de resistencia y fuerza, así que hay que entrenar ambas.

La musculación es fácil de medir dado que modifican el tamaño de los músculos y cambia el aspecto corporal del caballo. Con articulaciones, ligamentos y tendones es lo mismo. Necesitan volverse más fuertes y resistentes, pero requieren mucho más tiempo que el músculo.

La falta de preparación en este aspecto predispone al caballo a lesiones del ligamento suspensor o de tendones.

Lo mismo ocurre con los huesos. Su estructura también se vuelve más resistente como respuesta adaptativa al entrenamiento y trabajo que realizan. Los huesos que no trabajan se vuelven más frágiles y las fracturas por estrés son más probables.

En este punto hay que hablar de un concepto fundamental que es el sobreentrenamiento. El realizar un entrenamiento a una intensidad para la que el caballo aún no está preparado, implica también un riesgo importante de lesiones. Por eso este programa de entrenamiento hay que hacerlo bajo el asesoramiento de vuestro veterinario, que tiene distintas formas de valorar si el trabajo es el adecuado, si es excesivo, o si el caballo no tiene intervalos con el suficiente descanso.


3 - PROPIOCEPCIÓN

Aunque en los últimos años cada vez se habla más de entrenar este tercer punto, en general se suele descuidar bastante, y es la propiocepción.

Esta es la capacidad del cuerpo de adaptarse a diferentes situaciones. Es la capacidad del caballo de adaptarse rápidamente y corregir la posición con irregularidades del suelo, irregularidades del terreno. En pistas que aunque puedan estar muy bien cuidadas, durante una competición en la que muchos caballos saltan y se reciben en el mismo sitio, acaban formándose irregularidades o incluso agujeros.

Un caballo con una adecuada propiocepción corrige la posición antes incluso de que te des cuenta realmente de que había un pequeño agujero.

Nuestro sistema nervioso funciona bajo una máxima que se suele usar en inglés: “use it or lose it”: Significa que un mecanismo adaptativo si no se entrena, se pierde.

Si no entrenas la propiocepción, y siempre entrenas en pistas uniformes y cuidadas, el sistema nervioso pierde habilidades y su capacidad de adaptación. No reaccionará adecuadamente en todas las situaciones y una lesión ocurrirá más fácilmente. Incluso tropiezos o caídas con riesgo para el jinete.

Esto se tiene que entrenar y es preferible empezar de jóvenes. Una forma es asegurarse que tu caballo es capaz de moverse en diferentes superficies: quien tenga la posibilidad puede recurrir a paseos por el campo, en arena, hay zonas en España donde los caballos pueden entrenar en la playa, etc..

Otra forma es realizar ejercicios específicos para mejorar esta capacidad adaptativa de tu caballo. Tiene que ser algo progresivo. Si tu caballo no está habituado a galopar en el bosque, debes introducirle en este trabajo muy progresivamente, primero paseando. Si los caballos desarrollan esta capacidad desde jóvenes, es más fácil mantenerla de adultos. Según tengan mejor propiocepción, serán más resistentes en la pista de concurso y la probabilidad de lesión será menor.

Cuando un caballo está cansado, el sistema propioceptivo no funciona de forma óptima y esto conecta con el primer y segundo punto.


4 – ENTRENAMIENTO PSICOLÓGICO

El cuarto punto es el entrenamiento psicológico. Esto es un equilibrio entre la capacidad de permanecer alerta y reaccionar rápido cuando es necesario, pero al mismo tiempo que no sea un caballo nervioso o inseguro. Un caballo nervioso se lesiona más rápido, que otro que confía en su jinete, porque no tendrá reacciones bruscas ni de riesgo.


5 - RUTINAS DE TRABAJO DIARIO

El quinto punto son las rutinas de trabajo diario. Hay unos principios básicos que hay que cumplir: realizar un correcto calentamiento, y realizar estiramientos antes y después de cada trabajo. El calentamiento puede ser muy diferente de un caballo a otro, dependiendo del estado de forma, edad, lesiones... pero siempre es necesario asegurarse de una adecuada preparación muscular, y que ligamentos y tendones estén relajados para empezar un trabajo exigente. Un buen calentamiento también puede tener pequeños descansos o interrupciones, que permitan a los ligamentos y tendones ir ganando en elasticidad. El calentamiento que se realice habitualmente en casa debe ser el mismo a realizar en un concurso.

Igual de importante es el calentamiento, que el enfriamiento posterior al trabajo. Si tu caballo simplemente se queda en la cuadra con una manta, no lo hará. Un pequeño trote después del ejercicio es necesario, sacarle a pasear ese día por la tarde o a la mañana siguiente para activar la circulación local y preparar y recuperar los tejidos para el siguiente esfuerzo. Si no se mueve al caballo entre los entrenamientos, el riesgo de lesiones aumenta mucho. El caballo estará tenso y no tendrá suficiente elasticidad.

El mejor masaje deportivo para un caballo es un movimiento ligero, un poco de trote. Dar cuerda si tu caballo lo tolera bien puede ser perfecto. Dejando que el caballo se mueva libremente y use su cuello y dorso como quiera.

Hace falta una planificación que tenga en cuenta todos estos puntos, para tener tu caballo preparado para la temporada. El recorrido de saltos es un momento breve donde el caballo tiene que dar lo mejor de sí, y sus capacidades deben ser entrenadas con antelación para que él pueda responder.


6 – DESCANSO REGULAR

Y por último, el sexto y no menos importante: dale a tu caballo un descanso regular. No pueden saltar años seguidos sin descanso y mantener el mismo nivel de exigencia, salud y motivación.

Hay jinetes que les dejan unas semanas de descanso en el paddock y luego los vuelven a poner en forma. Pero lo que es ideal para un caballo, para otro no lo es. Hay que tener mucho cuidado con esto. Algunos caballos necesitan cuidados diarios, aunque esto implique un menor descanso. Hay que conocer a tu caballo y buscar la manera de optimizar su descanso. Pero teniendo en cuenta que, en cualquier caso, una forma u otra de descanso es necesario. Lo importante es que no se puede mantener el mismo grado de exigencia mucho tiempo. Recordar que un descanso para un caballo nunca significa estar quieto en la cuadra: siempre necesitan moverse.

Para dejar un caballo en el campo, las opiniones siempre son diferentes. Si el caballo está habituado a estar suelto, la probabilidad de accidentes es mínima. Pero si no lo está, puede ser un motivo de lesiones y accidentes. Lo ideal sería habituar a los caballos a estar sueltos en el campo o en un paddock, así descansan mejor el cuerpo y la mente. Pero esto dependerá del caballo y de las posibilidades de cada cuadra.

Los caballos jóvenes necesitan más tiempo para ponerse en forma y estar preparados para el siguiente concurso. Los caballos más experimentados y/o mayores, no necesitan mucho trabajo para mantenerse y se puede priorizar el descanso.


Ningún caballo es igual a otro, ni los cuidados ni el entrenamiento se pueden estandarizar. Conociendo a tu caballo y sus particularidades, pide ayuda profesional para crear un plan lo más adaptado a él y a la expectativa deportiva.